Lo ha vuelto a hacer. La administración Trump ha dado luz verde a nuevas operaciones de extracción de petróleo en aguas árticas.
Esta vez la agraciada ha sido la petrolera italiana Eni, que gracias a esta aprobación, el mes que viene podrá perforar en busca de petróleo en una isla artificial del mar de Beaufort, Alaska.
Nuestras peores sospechas se confirman: Trump deshace lo que consiguió Obama al proteger el océano más desprotegido del planeta e invita a sus colegas de la industria petrolera a que vuelvan al Ártico.
Y es que en condiciones tan remotas y peligrosas, es cuestión de tiempo que algún accidente termine en un vertido de petróleo que podría destruir el medio de vida de millones de personas en Alaska. Por no hablar del devastador impacto que abrir pozos en alta mar tiene sobre la fauna y el clima del Ártico, ya de por sí afectada por el calentamiento global.
En los últimos años más de ocho millones de personas os habéis unido al movimiento global para salvar el Ártico. Este ecosistema es único para la salud del planeta y desde Greenpeace seguiremos oponiéndonos a aquellos líderes que, como Trump, lo ponen en peligro por obtener beneficios económicos.