Esta semana la base de investigación argentina ‘Esperanza’, en la Antártida, ha registrado 18,3 ºC, un nuevo récord de temperatura.
Es alarmante, pero por desgracia no nos sorprende que la Antártida se esté calentando al igual que el resto del planeta. Llevamos un mes en la Antártida documentando el impacto del cambio climático, y los datos de temperatura que medimos en la estación meteorológica de nuestro barco Esperanza marcan una tendencia preocupante.
¿Cómo lo estamos haciendo? Contando pingüinos. Lo hacemos con la ayuda de drones y hasta inteligencia artificial, pero no nos libramos de contarlos a mano. Apasionante, ¿verdad?
Las conclusiones son alarmantes: el número de pingüinos barbijo en la Antártida ha disminuido casi un 60% desde la última vez que se hizo un recuento, a principios de los años 70. En algunos casos las colonias han perdido hasta el 77% de su población. El equipo científico que ha participado en la investigación señala que todo apunta al cambio climático como el principal culpable.
Pero, ¿por qué un mundo con temperaturas más elevadas implica que haya menos pingüinos? Menos hielo = menos kril, principal alimento de los pingüinos y de muchos otros animales antárticos. Además, con el cambio climático cambian las condiciones en la tierra donde anidan y crían a sus polluelos.
Los residentes más queridos de la Antártida están en peligro y tú puedes ayudarlos. Ayúdanos a seguir presionando a los gobiernos del mundo para que, cuando se reúnan en unas semanas en Nueva York, firmen un Tratado Global de los Océanos que podría proteger una tercera parte de los mares del planeta. Únete a Greenpeace >>