Hoy se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente y nos gustaría poder contarte mejores noticias pero, lamentablemente, una nueva catástrofe medioambiental de enormes dimensiones ha ocurrido en el Ártico.
20.000 toneladas de combustible diésel se han vertido en una zona con fauna y flora protegida dentro del Círculo Polar Ártico, al norte de Rusia, tras el derrumbe de uno de los depósitos de una central termoeléctrica. Ya se ha declarado el estado de emergencia.
Más de 20 kilómetros de ríos han sido contaminados, y ahora el combustible diesel se está extendiendo hacia mar abierto, con un grosor de la capa de productos petroquímicos que alcanza los 20 cm, en el que ya es uno de los mayores accidentes con productos petroleros en el Ártico.
Se estima que el daño ocasionado por el vertido puede ascender a 130 millones de euros pero, ¿quién pagará? Parece obvio decir que quien contamina paga, pero no es así. Lo que está claro es que nuestro planeta pagará las consecuencias.
Desastres como este continúan repitiéndose a lo largo de la historia, y está demostrado que castigar al culpable ya no es suficiente. Hay que dejar de financiar combustibles fósiles como el gas, el petróleo y el carbón, que ponen en peligro la supervivencia de nuestro planeta. ¡Ayúdanos a hacer presión para conseguirlo! Únete a Greenpeace >>
La Fiscalía rusa ha comenzado una investigación criminal sobre el accidente. Pero existe una larga tradición de compañías rusas que evaden por completo la responsabilidad financiera por daños ambientales, y algunas de estas empresas están utilizando la crisis del Covid-19 para debilitar la legislación ambiental rusa.
Existe una alternativa al diésel y a los combustibles fósiles: las energías renovables. Si nuestros gobiernos siguen financiando a quienes contaminan, desastres como este van a seguir ocurriendo. Y llegará un punto en que sea demasiado tarde. Hazte socio/a de Greenpeace ahora y ayúdanos a seguir luchando contra la emergencia climática >>